Jennifer Preston trabaja como 'social media editor' en 'The New York Times', una nueva figura dentro del periódico que cada día es más relevante
Su labor consiste en gestionar los contenidos en redes sociales. Más allá del uso de Facebook y Twitter, su papel tiene mucho de evangelización. Jennifer Preston ejerce esta función en
The New York Time desde mayo de 2009 y ahora ha visitado España con motivo del
Nonick Conference. "Cuando me nombraron, me sentí algo desubicada. No sabía bien en qué consistía el trabajo", explica sin complejos. "Sin embargo, como periodista siempre me ha gustado estar en aprendizaje continuo y así ha sido".
Durante 25 años ha ejercido el periodismo. Desde 1995 trabaja en el primer diario del mundo. Al principio fue reportera política. Después pasó a ser responsable de cuatro suplementos dominicales y la sección de local. En esta labor de edición, sobre todo en la sección de la ciudad, comenzó su contacto con la red. "Primero fueron las coberturas multimedia, después los blogs localizados en mapas de toda la ciudad", afirma.
Su último trabajo dentro de esta sección le sirvió para conocer el poder de las redes sociales: "Llegó la crisis, todo el mundo hablaba de ella, pero quisimos saber cómo afectaba a los ciudadanos. Barrio a barrio, sitio a sitio. Y a través de Facebook y Twitter encontramos buenas formas de contacto".
Cuando tomó las riendas de su nuevo trabajo, la cuenta de Twitter de The New York Times llevaba dos años activa. Hoy, el diario tiene 85 cuentas dedicadas a diferentes temas y 145 periodistas de la casa tuiteando.
Jennifer Preston se muestra comprensiva con sus compañeros porque "los periodistas siempre están desbordados. Ahora no sólo se escribe; también tienen que hacer reportajes multimedia y añadir valor a su trabajo en la red". Ella cree que tuvo mucha suerte: "Muchos compañeros ya lo usaban [twitter]. Su éxito fue el mejor ejemplo para convencer a los demás". Entre ellos destacan Nicholas Kristof, Nick Bilton o David Pogue.
En su opinión, "una vez que se comprende el valor de herramientas como Twitter y Facebook, no hay marcha atrás, porque sirven para encontrar fuentes, seguir y explorar tendencias, tomar ideas para nuestra historias e investigar". Contar con 600.000 seguidores en Facebook aporta un valor añadido en la redacción. "Cuando vamos a tratar un tema, les pedimos ayuda. El periodista que va a escribir la historia cuenta con más de 300 correos electrónicos con nombre y apellidos en menos de una hora", explica Jennifer Preston. "Y en cuanto ven algo tan valioso, ¿cómo no van a creer en ello?".
Preston está convencida de que uno de los grandes retos de los periódicos es dar la última hora, contar qué pasa en tiempo real, y para eso los lectores son imprescindibles. La implicación del usuario en las noticias no tiene marcha atrás. Así surgió "moment in time", algo parecido a un juego. Los lectores envían una imagen de qué hacen en un momento concreto. El periódico recopila esas imágenes y las publica. Cada lector se siente implicado con su medio. Los resultados de este experimento son verdaderamente curiosos.
El valor de la selección
Twitter ha servido para mejorar coberturas de última hora. El mejor exponente de este uso fue durante los recientes terremotos en Haití y Chile. "La gente que estaba en estos sitios llegaba donde nosotros no lo hacíamos. Fuimos muy rigurosos con la selección de cuentas de Twitter que añadimos, pero una vez que confiamos en los usuarios que estaban allí, que daban consejos útiles, información con valor y fotografías de peso, les dimos todo el crédito en nuestro medio. Tenemos que dar a los usuarios todo lo que esté a nuestro alcance", explica la periodista.
Su insistencia en el servicio al usuario va de la mano con el rigor: "La selección es la clave. Hacemos combinaciones entre usuarios recomendados y periodistas de nuestro medio. Mi meta es que cada vez más periodistas, editores y trabajadores de todos los departamentos del periódico sepan manejarse en este nuevo mundo".
Enganchar a la audiencia
La cercanía y conocimiento del lector hasta la llegada de estos servicios tenía más que ver con el trabajo de auditorías y la intuición del reportero que con datos concretos. Gracias a Facebook y Twitter, los lectores son reconocibles, emiten mensajes, cuentan de todo, desde tonterías a hechos relevantes. Para la editora de estos contenidos, la criba es importante pero también lo es "reconocer qué nos piden, darles crédito, dejarles ser parte de un medio que también es suyo".
Esta función de fidelizar a la audiencia se realiza con coberturas especiales. Como ejemplo está la página dedicada al teatro dentro de Facebook. "La sorpresa fue el día en que dimos las nominaciones a los premios Tony; teníais que ver cómo la gente comentaba el papel de cada actor, con análisis, opiniones y quinielas", comenta Preston. Algo similar están haciendo con los hinchas del equipo de béisbol predilecto de la ciudad, los Yankees. "Nuestros reporteros dan en Twitter algo tan sencillo como la alineación de los jugadores de cada partido. Esta información es relevante para los seguidores que contestan y piden que se siga haciendo".
Dentro de esta política de apertura del medio, The New York Times va un paso más allá. Mientras muchos medios se empeñan en enlazarse a sí mismos, ellos enlazan a "todo lo que merece la pena y es relevante para nuestro lector. Si algo es bueno, ¿por qué no darlo? Los lectores volverán no sólo por lo que contamos, sino por lo que descubrimos y recomendamos".
Pero las redes sociales no son la aspirina que todo lo cura. También tienen algunos aspectos mejorables para conseguir revolucionar la sociedad. Ese talón de Aquiles se llama privacidad. Jennifer Preston es prudente pero no miedosa. "Debemos estar atentos y compartir lo que creamos, pero sabiendo qué hacemos. La gente se está empezando a dar cuenta del ciclo de vida de sus actualizaciones de estado y fotos en redes. Sólo se trata de tener sentido común y tener cuidado con los jóvenes", matiza esta madre de dos adolescentes
La geolocalización, el próximo fenómeno
Facebook ya ha anunciado su intención de añadir lugares en mapas. Tuenti, la red social española, lanzó Tuenti Sitios el mes pasado. Son una respuesta al éxito que cosecha FourSquare, una red que se complementa con Facebook y Twitter, en la que cada usuario añade el sitio donde está, da consejos y consigue regalos en los locales a cambio de sus acciones.
The New York Times probó este servicio durante los Juegos Olímpicos de invierno. El periódico propuso una ruta de sitios para visitar y quienes fichaban en todos los lugares conseguían una medalla virtual como reconocimiento: los populares y deseados 'badges'. Después de este éxito han seguido explorando. "Creemos que va a ser el próximo fenómeno y es perfecto para lo que hacemos en nuestra sección de local", indica Preston. De momento han llegado a acuerdos con varios locales de ocio y restaurantes de la ciudad para que los usuarios consigan consumiciones y entradas gratis a cambio de hacer críticas de los lugares que visitan.
Jennifer Preston se despide con un mensaje positivo, contenta por lo mucho que ha descubierto en su nuevo cargo: "Los periodistas llevamos mucho tiempo trabajando muy duro. Tenemos que seguir haciéndolo, pero ¿por qué no con un poco de diversión?".